Como el escritor

martes, 20 de junio de 2017

Reseña: Canción Nocturna


La aceptación es un proceso donde los sujetos implicados deben confrontar una realidad, en algunos casos implica sólo adaptarse a un nuevo estilo de vida que puede estar compuesta por cambios en la alimentación u horarios. No obstante, hay casos en los que aceptar es demasiado difícil porque implica sacrificio, dolor o pérdidas, indudablemente, no todos estamos preparados para dejarlo todo atrás y seguir adelante como si nada hubiera pasado. Algunas veces el panorama es tan desalentador, con un presente tan opaco que preferimos sumergimos en la negación, con la ingenua idea de encontrar luz en medio de tanta oscuridad.

Hoy traigo mi experiencia con “Canción nocturna” escrito por Benjamin Alire Saenz, traducido por Ariadna Molinari Tato, su título original es “Last Night I song to the Monster”, tiene un total de 303 páginas y distribuido en Colombia por la Editorial Planeta.

Canción Nocturna está narrada desde un centro de rehabilitación para personas con todo tipo de adicciones, enfermedades o trastornos mentales. A simple vista es una historia sobre un grupo de personas intentando mejorar su calidad de vida a través de terapias y grupos de apoyo, aun así, conforme avanza la historia nos encontramos con la intimidad de muchos de los personajes quienes narran las razones, los sucesos y las personas que fueron los motivos para tomar malas decisiones que los llevaron a su actual lugar de residencia.

Dentro de este grupo se encuentra el narrador de la historia: Zach, él no tuvo exactamente una vida fácil, creció en un contexto donde las drogas, el alcohol y el vandalismo era el común denominador.  Su ambiente familiar estaba compuesto por una madre depresiva, un padre alcohólico y un hermano drogadicto quien se encargaba de impartir control y violencia dentro del hogar. Nadie hubiera creído que con el rendimiento académico tan destacado Zach,  éste tuviera problemas de autoestima, alcoholismo y depresión.

Las primera páginas nos develan un protagonista bastante frágil, temeroso, poco expresivo y carente de afecto, se refugiaba constantemente en sus pensamientos que constaban de recuerdos vagos sobre su vida familiar, escolar, intrapersonal e interpersonal. Adicionalmente se sentía constantemente triste y creaba teorías sobre por qué se sentía tan mal o por qué no merecía ser feliz, era doloroso leer sus palabras y recuerdos, muchos de ellos estaban relacionados con hechos violentos o desconcertantes para un joven de su edad.

Las adicciones fueron el punto de fuga de una realidad que no aceptaba, le permitía ausentarse de su cuerpo y sus pensamientos, lograba alcanzar estados de olvido para aquellos eventos que lo acongojaban en su diario vivir. Ahora bien, cualquier tipo de dependencia tiene un límite, el día en que Zach logro alcanzarlo y sobrepasarlo, fue internado en el centro de rehabilitación. Los primeros días trajeron consigo muchos altibajos, peleaba constantemente consigo mismo, su terapeuta y compañeros, se negaba a estar en aquel lugar y a pesar de que no estaba obligado a quedarse, no tenía el valor de irse.

Como bien lo mencioné, aceptar no es fácil, el nuevo presente de Zach dentro y fuera de aquella institución traía consigo verdades difíciles de afrontar, lejos de sus antiguas adicciones construyó una coraza impenetrable donde desechaba sus sentimientos, se refugiaba en el olvido y se permitía adquiría comportamientos poco saludables. Cada día que Zach pasaba en aquel lugar era una oportunidad para sentirse miserable consigo mismo, perdía a cada paso las esperanzas de sentirse mejor, experimentaba emociones, preguntas y recuerdos que lo movilizaban pero que se negaba aceptar.

Sin embargo, no todo es tristeza en este libro, la historia de vida de los demás residentes y compañeros juegan un papel importante, sus testimonios sembraron esperanza en el corazón de Zach, ser consciente sobre otras realidades le permitió romper barreras y superó en gran medida el dolor. Con tiempo y después de muchos sucesos comprendió y aceptó el devenir de las cosas, abrió su corazón y con dolor perdonó su pasado para darle la bienvenida al presente con un sinfín de nuevas oportunidades para amar y creer.

Puedo decirles con el corazón en la mano que Canción nocturna me revolcó la vida, la manera en que evolucionaron los personajes, descubrir la verdad que se contó a gotas durante todo el libro y su capítulos finales, se convirtieron en una avalancha de emociones al punto de hacerme derramar lágrimas. De esta hermosa historia me llevo aprender a dejar ir para poder abrazar nuevamente,  ser consciente y tener la iniciativa de cambiar mi mundo cuando lo desee o me vea estacando, a creer que el universo, la vida, Dios  o como quieran llamarlo; siempre nos regalarán caminos y ángeles para caminar acompañados

Por último quiero expresar que Benjamin Alire Saenz se ha convertido en uno de mis autores favoritos, me gusta su forma de narrar, jugar con el tiempo, regalar de una manera cuidadosa y atrapante los hechos detonantes de la historia, admiro la manera en la que trata problemas tan cotidianos de una manera tan simple y sobre todo, amo la sencillez que tiene para concluir. Sobra decir que Canción Nocturna debería estar dentro de sus libros leídos o prontos a leer, deseo de todo corazón que la editorial Planeta Colombia lo traiga pronto para que le den una oportunidad. 


Andrés Caicedo... como el escritor. 

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